Reflejos


El milagro de observar un reflejo es lo que se descubre en su naturaleza traviesa.
Es un caleidoscopio de posibilidades, cientos de imágenes que se mezclan y se sobreponen logrando así un juego de figuras que nos recuerdan  a un cuadro impresionista.
Lo mágico es que esta imagen solo permanece una fracción de segundo,
ya que comienza a esfumarse para dar cabida a nuevas formas y figuras que están a merced de la naturaleza misma, de sus vientos y mareas, del pasar del tiempo.
Con este don, Marie Juliette no solo obtiene instantes, sino segmentos de vida, pequeñas partículas de tiempo que logran eternizarse.

Para la artista, los reflejos son un reto a descubrir, pues en cada fotografía encontrará una propuesta distinta, una nueva invitación de eternizar el momento, ese momento que no volverá a ser el mismo jamás.