Suspender el tiempo por un instante nos brinda la posibilidad de ver lo que no volverá a ser, deteniendo el pasado inmediato en la antesala del futuro.
Este arte que se ve plasmado en la fotografía es meta de muchos pero acierto de pocos.
Sin embargo la lente de Marie Juliette cobra vida para privilegiarnos con los opuestos, blanco y negro, con la absorción o el reflejo del todo, un abrazo que nos regala la narrativa del instante.
Narrativa que acaricia como poeta nuestros sentimientos que ligados al tiempo detenido pasan a ser lo que nosotros queramos que sea,
ahí comienza la génesis del dialogo en torno a un instante, donde la artista propone y el observador dispone.
Polos opuestos del espectro, luz y oscuridad, palabras y poesía que nacen de ese momento convertido en eternidad.